
Patricio González de Canales y López-Terrer, (Bujalance, Códoba, 1912 – Madrid, 1976) fue un antiguo miembro de la izquierdista FUE que militó en el orteguiano Frente Español de García Valdecasas y que, desde allí, paso a la Falange fundacional. Fue miembro, con carnet 176 del Socorro Obrero de Madrid. El Socorro Obrero Internacionalista fue una organización anarcosindicalista que compitió con el Socorro Rojo Internacional, comunista. Dentro del Socorro Obrero, Patricio defendió la condición de trabajadores para los trabajadores intelectuales, no solo los manuales. Así reivindicó las figuras de Pío Baroja y de Miguel de Unamuno.

Su paso por esta organización le valió para incorporar a algunos sindicalistas a la Falange y para buscar un entendimiento con organizaciones pestañistas en 1936. Parece ser que el mismo Pestaña, en Granada, asistió a una reunión para tratar con miembros locales del Partido Sindicalista acerca de sus relaciones con la Falange (¿para autorizarlas o para desautorizarlas?). En julio de 1936 era inspector de Falange en Andalucía oriental y como tal intervino en el Alzamiento en Granada. Era uno de los falangistas auténticos que únicamente entregó su vida militante al servicio del mensaje de la Falange de José Antonio. Rechazaba cualquier otra opción que no fuese la revolución nacionalsindicalista. Por ello, en la misma Granada, según cuenta Molina Fajardo en su obra Los últimos días de García Lorca, cuando el diputado cedista Ramón Ruiz Alonso se dirigía a la multitud desde el balcón del Ayuntamiento con objeto de formar las milicias combatientes de Españoles Patriotas, Patricio lo apartó violentamente del balcón mientras gritaba que las únicas milicias eran las de Falange Española, y que él ostentaba la representación legítima de José Antonio Primo de Rivera.
Al mismo tiempo, según Narciso Perales, Canales intentó arrancar la camisa azul que ostentaba impropiamente Ruiz Alonso. Este enfrentamiento, se lamentaba luego Patricio, había añadido leña al fuego y coadyuvó a que Ruiz Alonso y otros derechistas fueran a detener a García Lorca a casa de los hermanos Rosales, a la sazón el lugar más emblemático de la Falange granadina por aquellos días:
“…Supongo que en aquel ambiente, como ocurrió en otros puntos de España, el “pasear” a alguien protegido por la Falange suponía un triunfo político sobre la misma; y que García Lorca fue fusilado víctima de un pleito entre Falange y la CEDA por el poder político.”

Sus desavenencias con los jefes militares granadinos motivaron el que fuera trasladado a la fuerza a Sevilla, donde mantuvo fuertes discrepancias con Sancho Dávila, lo que también ocasionó su abandono del cargo de Jefe Territorial de Prensa y Propaganda y su marcha al frente de Madrid. Tras el Decreto de Unificación, a finales de 1937, intenta sin éxito organizar una Falange Autónoma con Martín Ruiz Arenado, Narciso Perales, González Vélez y otros. Patricio fue detenido acusado de intentar movilizar a las milicias sevillanas en contra de Franco. Sale en libertad y, al finalizar la guerra, retoma la idea. En casa de Emilio Rodríguez Tarduchy, junto a Daniel Buhigas, Ricardo Sanz, López Coterilla, Luis de Caralt, Pérez de Cabo, Ortega Gil y Ramón Cazañas constituyen una Junta Política clandestina de la Falange Autónoma, la cual se planteó atentar contra el mismísimo Franco o, en su defecto, contra Serrano Suñer. Dicho planteamiento no pasó de ser una fugaz elucubración.
El grupo de Patricio también estableció contacto con el partido nazi alemán (DNSAP), aunque abandonaron dicho intento de entendimiento al comprobar que toda la ayuda que podrían esperar de aquellos les hipotecaría como meros “quislings”, papel que no estaban dispuestos a jugar. Recordaban, asimismo, los reparos del Jefe Nacional al nazismo: “Hitler y yo no nos entenderemos nunca. No cree en Dios”.
Patricio fue uno de los falangistas que más claramente interpretó la evolución del pensamiento de José Antonio hacia una posición sindicalista personalista y cristiana. Pretendía la creación de una V Internacional de Trabajadores Sindicalistas. Entendía que, gracias a la Falange, el Sindicalismo podía romper su dependencia del anarquismo y superar en nombre de la Libertad al internacionalismo rojo. El nacionalsindicalismo era, para él, una opción para los trabajadores de todo el mundo que aspirasen a compatibilizar la Justicia con la Libertad.

Patricio, no obstante, desempeñó algunos cargos en los servicios de propaganda de la FET franquista; fue Delegado de Primera Enseñanza. Como periodista, fue director de la revista del Haz, y de FE de Sevilla y Alerta de Santander; cofundando la agencia de noticias FIEL; fue también profesor en la escuela de Periodismo. Participó, junto con Ceferino Maestú, en la reedición de la revista Sindicalismo. Antes de la transición ejerció la presidencia de la asociación política Frente Nacional de Alianza Libre (FNAL), como sucesor de Manuel Hedilla. Anteriormente fue vicepresidente de los Círculos Doctrinales José Antonio cuando eran dirigidos por González Vicén. Fue hombre de gran religiosidad y espíritu caritativo. Como Hermano Mayor de la Hermandad de San Felipe Neri, los domingos los dedicaba a visitar a los enfermos terminales. También fue presidente canciller de la Sociedad Cervantina. En sus últimos años dormía en una residencia para sacerdotes jubilados.
José Ignacio Moreno Gómez
Era una persona extraordinaria y de corazón muy puro. Lo se por testimonios personales